jueves, 20 de junio de 2013

¿Y qué más da si todo se rompió? Recoger los pedazos fue lo que quedo. Respirar, levantarse y volver a caminar. Las cicatrices fueron grandes, las heridas diminutas. Y que más da el dolor, si el dolor fue el único que se quedo al lado cuando todo se quebró. El dolor libero el alma o quizás la encerró aun más. Solo se que los espejos se quebraron y sangraron heridos por su pena y por sus lágrimas. Ver aquel dolor hizo que su frió se hiciese aun más intenso. A través de sus ojos pudo ver ese vítreo dolor que apago la llama de su alegría. Aquel espejo se recompuso pero esas cicatrices jamás sanaros. Marcas eternas del dolor de lágrimas encerradas en aquel corazón de cristal, el cual reflejaba todo por el mero hecho de cumplir su función.


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